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  • Foto del escritorMarcia Soto

Tailandia no es sólo playas y templos

23 de julio de 2017, Chian Mai.


Mi viaje continuó por el norte de Tailandia. Tuve algunos problemas técnicos. Por ejemplo, por un fallo en el pago perdí una reserva de un vuelo de regreso. Estuve días dando vueltas para solucionar el tema. Tampoco sabía bien cuál iba a ser el próximo país a visitar y eso me molestaba porque tenía que gestionar las visas con anticipación.


Lo positivo: Chian Mai me encantó. El primer día lo pasé recorriendo unos templos. En uno de ellos, tuve una interesante charla con un monje y personas que practicaban el budismo. Me contaron cómo era la vida de los monjes y algunas premisas del budismo. Ellos, por su parte, me hicieron preguntas también porque les llamaba la atención que una chica sola estuviera viajando tan lejos de su casa.



Fui también a la montaña en grupo con un guía. El trayecto fue cansador por lo empinado del camino y las constantes lluvias. Era tan complicado que de hecho muchos se perdieron, incluyéndome. De repente me encontré en una comunidad de la montaña (hill trib) preguntándoles cómo volver con el grupo. No hablaban inglés por lo cual no me explico cómo entendieron que estaba perdida. Uno de ellos me paseó por toda la comunidad preguntando, supongo, dónde estaba el resto del grupo. Al final, los encontré. El guía se enojó con los perdidos, no conmigo, por suerte, por perderse. Lo cual derivó en discusiones a los gritos con los turistas que consideraban que la culpa era del guía.



Esa noche dormimos en una choza de la comunidad que era para los turistas. Conocí mucha gente, especialmente a unos españoles muy simpáticos. Y la mejor parte: pude darle de comer a los elefantes. Me encantaron.


Pai, Tailandia

De Chian Mai me fui a Pai, un pueblo famoso por su clima mochilero y hippie. Si, casi todos eran mochileros. Me gustó el aire del lugar y las comidas en la calle. Al haber más variedad de platos, no tuve que comer arroz o sopa de fideos como solía hacer todos los días. No por decisión propia sino porque esos son los menús más típicos de Tailandia junto con el omelette que va a acompañado dearroz, por supuesto.


Del paisaje lo que más me asombró fue el cañón de Pai. No es montaña, no es meseta, es indescriptible. Había unos caminos muy filosos en la altura en los que se podía recorre, digamos, las montañas.




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