4 de julio, sur de Tailandia.
Para escapar del calor de la ciudad, me fui al sur de Tailandia que está plagado de islas y playas. Mi primera parada fue la isla de Kho Samui. El agua era calma y cristalina y la arena blanca. Sin embargo, esos dÃas estuve muy introvertida con lo cual no conocà mucha gente. Me dediqué básicamente a comer y nadar.
De Kho Samui me fui a Ao Nang. Fue una pesadilla llegar. Me compré un tipo de pasaje llamado joint ticket que incluÃa ferri y micro. Resultó ser una estafa. Se trataba básicamente de varias conexiones de colectivo público que obviamente los locales pagaban a precios mucho más bajos. El viaje duró casi todo el dÃa (unas cuantas horas más de las que me habÃan dicho en el hotel) y me encontré con que en Ao Nang la playa no era linda ni habÃa mucho para ver. Era la única persona en el hostel asà que casi no abrà la boca en dos dÃas.
Me tomé entonces un barquito que parecÃa que se iba a hundir en cualquier momento a Railay beach. Ahà me volvieron las ganas de viajar. La playa superó mis expectativas. Era de esas playas que uno suele ver en las fotos publicitarias de Tailandia. El mar cristalino encerrado por montañas muy particulares era maravilloso. Eso sÃ, un hermoso monito se robó toda la comida que llevaba en la mochila mientras yo nadaba. Tuve que ir yo misma a espantarlo porque el muy atrevido seguÃa revisando mis cosas sin piedad mientras todos le sacaban fotos.
Un barco más me llevó a Koh Phi Phi. En esta isla pasé muy buenos momentos. Conocà gente, fui a una fiesta en la playa, hice un tour por Maya bay, conocida por ser la playa donde se filmó la pelÃcula de Leonardo DiCaprio, The Beach. Todos los paisajes eran de ensueño.
En este punto me di cuenta que antes habÃa estado sola por decisión propia. En cuanto me abrà a los demás, mi viaje empezó a ser mucho más divertido.