top of page
  • Foto del escritorMarcia Soto

Bienvenida a Camboya

30 de julio de 2017, Siem Riep.


Llegar a Cambodia me tomó más de un día. Hice el recorrido en bus desde el norte de Tailandia. Después de diez hora de viaje, llegué a Bangkok más o menos a las cinco de la mañana. Inmediatamente, me puse a preguntar por pasajes a Siem Riep. Había un solo micro y estaba agotado. Así que me fui al centro de Bangkok esquivando, por supuesto, los ofrecimientos de los taxistas. Terminé tomando un colectivo local que salía al menos diez veces menos que el taxi. Ya en el centro, compré mi pasaje que, para mi fortuna, salía en una hora.


El paso de Tailandia a Camboya fue tedioso. Me tomó como nueve horas y muchos enojos. Pagué una visa sobrevaluada. Los que hacían el papelerío se rieron de mí cuando les dije que sabía que ese no era el precio. Me dijeron que podía pagar el precio real online pero que iba tomar una semana. O sea, las opciones eran pagar su precio estafador o volver. Crucé la frontera caminando sin ninguna idea de qué hacer.  Para rematarla, el micro me dejó en el medio de la nada siendo la única opción tomar un tuk tuk para llegar a la ciudad. Esas eran estafas frecuentes. El micro termina su recorrido a varios kilómetros de la ciudad y casualmente cuando te bajas del mismo hay montones de conductores ofreciéndote sus servicios. Sin muchas opciones, tomé un bendito tuk tuk que compartí con un alemán. Tuvimos que discutir bastante el precio con el conductor antes de subir, obviamente.


Al día siguiente, contraté un tour que consistía básicamente en un conductor preguntándome a dónde ir. Con ayuda de un libro, recorrí el templo religioso más grande del mundo, Angkor Wat. Y ahí me empecé a amigar con el país porque la grandeza de semejante construcción no la había visto jamás. Kilómetros y kilómetros de templos que hoy son ruinas pero siguen siendo majestuosos.




Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page